Antonio Esteva BIO

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La voz del fútbol en Atresmedia lleva ligado a las retransmisiones deportivas desde siempre. La Champions League, La Liga más vista en abierto en España, Mundiales de fútbol, Copa del Rey, Copa de la UEFA, Copa de Inglaterra, Liga Adelante, Mundiales sub20, sub 17, Eurocopas Sub 19, Sub 17... Mundiales de Baloncesto, Eurobaskets, Masters de Tenis, el motor de la GP2 o la F1 del Aire son solo algunos de los principales eventos deportivos a los que Esteva ha puesto voz, cara y dirección en sus casi 20 años de carrera profesional. Se considera un loco de la comunicación y el deporte. También ha trabajado TVE (presentador de informativos del canal 24 horas), colaborador de la revista oficial de la NBA y en medios como Cadena SER (ha formado parte de ‘Carrusel deportivo’), Real Madrid TV, laSexta (presentador de laSexta Deportes desde su inicio y de ‘Minuto y resultado’) y ahora en Atresmedia como presentador de informativos y programas, reportero y narrador de un sinfín de partidos. Es colaborador habitual de RadioMarca y Onda Cero.

martes, 12 de mayo de 2015

EL ESPACIO, CUESTIÓN DE TIEMPO.



El uniforme para la final, las botas, un lado del campo, la cara o la cruz de la moneda…intentamos incidir hasta en la trinchera desde donde combatir. Pero jamás elegimos un error. Y éste decide tanto como el mejor de los aciertos.
Massimiliano Allegri y Luis Enrique lo tienen ya sobre el papel. Maximizar virtudes, aislar carencias. Pero las finales poseen voz propia, algo que las distingue del resto de cálculos, estrategias, cruces…Un único partido. Eso es una final.
La primera consecuencia es el tiempo: lo vertebra todo y no hay marcha atrás, el margen se apelmaza entre la ansiedad y el marcador. Los minutos corren o no llegan, pero nunca se detienen. Es algo con lo que salir a competir por el título más grande, la Champions. Su leyenda habla sobre todo de goles pero también de minutos: el 92:48 de Ramos en la última en Lisboa, los que dieron margen a la remontada del Liverpool en Estambul tras un 3-0 inicial, los que pasaron para que el United le levantara una Copa de Europa que tenía ganada el Bayern…a muy pocos minutos del pitido final en el Camp Nou. Solo cuestión de tiempo. Decidir jugar a pronto o a tarde, a derrotar por KO y en el primer asalto a lo Messi o aguantar los 90 con portería a cero (o casi) al estilo Juve. O puede que al revés: marcar como Morata en el Bernabéu para dejar casi sin tiempo de reacción al rival, o hacerlo como Messi, y también en semis, cuando restaba menos de un cuarto de hora de ese Barça-Bayern. La pregunta es: cuando llegará el error, forzado o no, decisivo en la final de Berlín?

Piano ma non troppo

La ansiedad no forma parte de la receta italiana. No lo ha hecho durante toda esta Champions. Ni frente al Madrid, ni contra un rival “menos favorito” como el Mónaco. Es como si el tiempo marcara un paso preestablecido por ellos antes de comenzar a jugar. No están ausentes, esta Juve subyace en un aparente letargo durante el choque. Controla las fases de un partido como pocos, va en el ADN italiano, y las zonas donde arriesgar y donde no hacerlo. Ya lo hizo Allegri con su Milan en San Siro, y le salió en la ida, hasta que Messi apareció en la vuelta. En estas semis con la Juve alejó cuanto pudo a su rival con un campo de minas cambiante metros por delante del arco de Buffon. El Madrid intentó mucho, llegó con menos pausa y precisión de lo esperado y cuando las tuvo apareció el guardián Buffon. Esta Juve pone físico y dinamismo con Vidal y Pogba, el francés aporta mucho fútbol también, tiene pase capaz de desarticular metros de intensa carrera defensiva si Pirlo se pone al mando, y balas arriba, con pólvora incluida, con Morata y Tévez , con espacios o en transición ambos son dañinos para una línea defensiva adelantada sin un portero que interprete bien las funciones de “libre”. En definitiva, a la Juventus le condenaría una defensa hundida sobre Buffon, al Barcelona un portero desconectado de su ambivalente defensa en 40 metros.

Un dios terrenal

Leo Messi y su factor goleador pesan tanto o más como cualquier potencia del fútbol actual. Solo no puede, pero sus “amigos” (Suárez y algo más Neymar) sin su magia tampoco. No al menos como conocemos a este Barcelona. El 10 mantiene sus virtudes del regate en carrera como ese extremo que siempre fue. Pero desde hace tiempo ha implementado a su arsenal ofensivo la precisión en el remate, al nivel del mejor 9 de cualquier tiempo, y a toda marcha. La final de Copa fue impulso en la arrancada del primero, instinto en el segundo ganando la espalda hacia el primer palo. Las faltas, las paredes, los pases a lo Xavi ahora que se va…y antes. Penaltis a lo Panenka para buscar otro reto a superar. En finales como la de ahora ha marcado hasta de cabeza, desde fuera del área…siempre Messi. Simplemente Leo. Preciso, ágil, voraz.
El imparable no se detiene.

El Coloso de Berlín

El escenario sobrecoge incluso antes de ver el verde. Toneladas de piedra caliza y arena de carácter austero e imponente. Marco donde no arrugarse si eres el elegido. Aquí lo hicieron Pirlo y su azzurra en la final del 2006. Aquella Italia jugaba al fútbol, no era Catenaccio. Intensa, ordenada, con laterales hasta el fondo y un maestro al mando: El Regista Andrea Pirlo. Emperador del fútbol en aquel Mundial de Alemania, en aquel estadio colosal alejado de la Gran Berlín. Una fortaleza en mitad de una inmensa explanada de metros infinitos. Un espacio hacia el destino, hasta llegar al corazón de ese recinto inerte donde pasar a la eternidad.

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